El emplazamiento en sí mismo ya es un regalo. Me dirijo a golpe de navegador, a Sant Pere de Rodes, un lugar que jamás he visitado y que me deja impactado por su belleza, su ubicación y su edad!
Si un día os perdéis por la Costa Brava, l'Alt Empordà, regalaos la visión de este monasterio imponente, erguido sobre la costa,asomando a Francia y dominando todo el Cap de Creus. Los primeros documentos que dan fe de la existencia de este monasterio datan del año 878... Así que os podéis hacer una idea de cómo me relamo imaginando fondos y escenas dinámicas de los quirópteros aprovechando el regalo de los claustros en la penumbra o ventanas ojivales que ya comienzo a observar.
Mi anfitrión es Carles Flaquer, una persona entusiasta, metódica y didáctica a partes iguales. Enseguida nos ponemos en marcha. Él está haciendo tiempo, mientras su equipo ultima la colocación de las redes por los claustros (serán ya las 20h) y me cuenta que estan esperando a que termine un recital de piano que se está celebrando a escasos metros en lo que sería la bóveda principal de la iglesia.
Mientras suenan sordamente arpegios de piano me va presentando a su colaborador experto: Adrià López. En cuestión de minutos consigue hacerme salivar con sus aventuras en Manaos. Soy un envidioso. Ya tengo otro rincón ineludible que visitar... A todo esto, necesito un café. No he comido ni cenado... Por suerte, este antiguo monasterio tiene ahora un restaurante al que acudir, con hermosas vistas a la hora del desayuno, por cierto...
A las 22h andamos ya liados. Ellos, junto con su ayudante Alba Coronado capturan murciélagos de varios tamaños y especies... Es emocionante escucharlos, observarlos de cerca, confirmar la sospecha de que, efectivamente, son muy pequeños y frágiles. Despiertan ternura en su pequeñez...
Yo ya he montado mi equipo entre capiteles, apostando que estos animalillos pasaran cortando el sensor, más o menos por donde yo deduzco que sería lógico (intentando pensar como un murciélago, en pleno jet lag y contando con que mis nuevos amigos me ayuden con sus redes y redirijan los vuelos hacia donde pretendo).
Con la suerte del principiante el primer murciélago que pasa, corta el haz justo donde yo vaticiné y la barrera no falla, me vengo arriba. Fue la primera y ultima vez que acerté de oído. El resto de la noche fue mucho menos fructífera, pero tengo que decir que disfruté como pocas veces. Hablar con esta gente, es aprender in situ, con un discurso inteligible, cercano. Yo voy preguntando y ellos se van turnando para iluminarme.
Entre pesos, medidas, sexo y comportamiento de estos animalillos, observamos un parásito que corretea sobre la piel de un murciélago.
Ellos ven un insecto, yo veo una foto. Cazarlo es ya rizar el rizo. Con unas pinzas de relojero, reflejos y cuidado conseguimos hacernos con un ejemplar para poder fotografiarlo yo más tarde. Por un momento me ha parecido que me miraran raro, pero seguramente es mi falta de sueño. Cada vez coordino menos.
Resultado de la captura nocturna, un Nycteribiidae, una especie de mosca sin alas que se alimenta del murciélago chupándole la sangre, uno de los insectos mas desagradables de ver en vivo por mi jamás! (65 imágenes con mi Canon mpe-65 y apiladas en Zerene)
Van pasando las horas, muevo la ubicación de mi equipo para jugármela a otra carta... Esto es 100% azar...
Amanece cuando los animales vuelven a estar activos regresando... Carles y Adrià proponen ideas, me ayudan, colaboran, preguntan... Me cuesta recordar mi nombre completo, pero mis manos siguen obedeciéndome milagrosamente,
El trofeo son las imágenes...Nadie negará eso, pero el verdadero regalo, la verdadera suerte es haber conocido a este grupo de personas generosas y sabias y haber tenido la fortuna de trasnochar con ellos para conocer más de cerca a estas hermosas y misterosas criaturas, escucharlas y aprender a quererlas más.
Esa mañana finalmente dormí una hora y media y tras dos cafés y aun en shock por el dramático amanecer nuboso que disfruté asomado a las terrazas del monasterio benedictino, emprendí mi regreso a casa, ansioso por destripar mis memorias y ver el resultado de tanta apuesta a ciegas.
Comparto con vosotros una de mis tomas preferidas (que no la más!) de aquella noche...un murciélago Plecotus auritus pasando entre dos de las 4 únicas columnas originales del claustro del monasterio St. Pere de Rodes.
Con un cuerpo de 4,5 a 4,8 centímetros, una cola de 4,1 a 4,6 y alas que alcanzan los 3,9 cm de largo, son murciélagos realmente ágiles y realizan giros y quiebros imposibles para otras especies.
Espero sea de vuestro agrado!
Un saludo,
Nicolas