lunes, 24 de marzo de 2014

Shots and flights


Desde que decido escaparme a Costa Rica no he tenido ni un segundo de paz...
Han sido seis días de intensa actividad fotográfica allí, regreso atropellado en un vuelo hasta los topes y casi sin tiempo para backapear memorias, os escribo rumbo a Nueva York.

¿Qué destacaría de mi viaje?
Para empezar, el Phantom.
He improvisado un transporte seguro y asequible para trasladar el drone de manera cómoda.
El invento consiste en un maletín de herramientas adaptado para hacer encajar el Phantom como un guante.Además, puedo llevar todos sus accesorios y tener fácil acceso a los mismos.Ni yo mismo me imaginaba que le iba a dar tanto uso.


En cuanto hice las primeras tomas me enamoré se sus posibilidades.
He sobrevolado selvas, ríos, volcanes, cocodrilos, grabado tucanes, oropéndulas, aves que se sobresaltaban al observar a tan extraño compañero de vuelo.
Como anécdota os contaré que tratando de evitar que el drone acabara en mitad del cauce de un río, terminé yo con agua hasta la cintura.
Es lo que tiene volar en visual; He comprobado que la vista engaña, las perspectivas despistan, y los cables que parecen estar lejos, acaban estando tan cerca, que un solo roce con las hélices casi acaba con el quadcopter en mitad del rio.
Cuando me dí cuenta, el tiempo se paró, y me vi a mi mismo dando saltos de gamo para alcanzar al drone antes de que cayera al agua.Fué como un viaje astral.
Me ví a mi mismo, con cara de loco, llevando en una mano los mandos y con la otra agarrando el drone en plena caida, como un portero parando un penalti.Salvado por los pelos!

Si alguno siente curiosidad por conocer los requisitos para poder llevar un quadcopter en el avión, os contaré que salvo pro las necesidades obvias de espacio, no tuve mayor inconveniente llevándolo en mi maletín.La normativa en vigor sí hace alusión al peliagudo tema de las baterías, que no podrán ser facturadas y que como mercancía peligrosa que son, deberán transportarse correctamente identificadas y en un contenedor apto.

No sólo he cogido horas de vuelo, sino que además estoy aprendiendo a exprimir las posibilidades de la GoPro.La carcasa protectora de la cámara ha resultado ser más útil de lo que pensaba.Aguanta caídas, golpes, inmersiones, e incluso la mordedura de las 4 especies mas venenosas de Costa Rica...

Pronto compartiré alguna de estas impactantes tomas, como la de la serpiente terciopelo o la cascabel atacándo mi cámara.Para acercarme a ellas de manera más segura, utilicé un brazo extensor de metro y medio.En el caso de las serpientes adultas, dosifican la cantidad de veneno que inoculan, de modo que estos ataques no tendrían que ser mortales.Por el contrario, las más jóvenes usan todo su veneno en el primer ataque, y son las que más muertes causan cada año.



El resto del viaje fue, básicamente buscar otras especies de ranas que no son tan conocidas, fotografiarlas en su hábitat y pasar horas observándolas y esperando encontrar el ángulo adecuado.
Estuve por la zona de Sarapiquí y del Volcán Arenal...
Tengo la suerte de contar con buenos amigos ticos que me acompañan y ayudan o me descubren nuevas especies menos populares pero que son igual de fotogénicas e interesantes.



He disfrutado mucho y antes de terminar la ultima sesión ya andábamos comentando la próxima visita y planeando ir a otras zonas.... Me encanta el entusiasmo y el  respeto y pasión que sienten mis amigos ticos por su asombrosa biodiversidad... Es contagiosa!



Cansado y casi intoxicado de tanto comer su delicioso pollo frito, regresé a casa cargado de imágenes y muchas ganas de jamón ibérico. Para qué voy a decir lo contrario.
En cuanto descansé, me comí mi jamoncito y un par de sopas ya empecé a plantearme un nuevo viaje. Es lo que tiene esto... Que engancha, no es cierto?



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